Es común oír frases y afirmaciones como las siguientes: comunicarse con los adolescentes es difícil, son rebeldes e irreverentes, hacen su voluntad, etc. Esto no lo podemos generalizar como una verdad absoluta y completa. Existen muchos hogares en donde los hijos adolescentes son sinceros, comunicadores, respetuosos y no rebeldes, introvertidos o mentirosos.
No se puede desconocer que en la mayoría de hogares hay confusiones, desacuerdos frente algunas exigencias de los adolescentes y la no comprensión por parte de los padres, lo cual tiene su causa, mayormente, desde la infancia y primeros años de vida, lleva a manejos inadecuados en los procesos de comunicación familiar y personal. Debemos concientizarnos que el adolescente pasa por una etapa de transición entre ser infantil y ser adulto, en la mayoría de casos nos encontramos con un cuerpo de adulto y actitudes infantiles.
Reflexionemos sobre la dualidad presente: siguen siendo niños para unas cosas por ejemplo; no ayudan en los oficios diarios de la casa, no organizar sus pertenencias, no cumplir con sus obligaciones personales y por otro lado exigen que se les trate como adultos; salir con sus amigos a cualquier hora, no preguntarles sobre sus cosas, respetar sus decisiones, etc. El conflicto surge al no manejar adecuadamente estas situaciones, chocan con la experiencia y reflexión de los padres. Los padres los ven aún infantiles por su falta de responsabilidad en comportamientos de la vida diaria. Generalmente este comportamiento infantil se observa en el hogar y cuando están con sus iguales o compañeros de la misma edad necesitan identidad con el grupo y tienen que tomar comportamientos de adulto.
Algunos se pueden tornar agresivos cuando en el hogar no se les comprende; otros, son más pasivos y se pueden encubrir con rasgos depresivos y en el peor de los casos doble actitud, o sea, los padres ven al adolescente juicioso y que nunca hace nada que ellos no le permitan y cuando no están con sus pares son completamente diferentes pueden incluso traspasar los límites de la escala de valores.
Todas las investigaciones realizadas frente al mejoramiento de la comunicación padres-hijos adolescentes, concluyen que la familia es la que moldea la socialización del hijo, los adolescentes son el resultado de lo que recibieron en su primera y segunda infancia, cuando se les enseña a tener confianza, armonía y sentido de identidad, la transición a la edad adolescente es fácil.
Cuando en el hogar se anula la autonomía e individualidad el adolescente recurre a comportamientos rebeldes, es importante tener presente que no se puede manipular a los hijos a hacer siempre la voluntad de los padres, se debe tener presente si estamos siendo muy exigentes y en esa exigencia estamos anulando la individualidad y autonomía del adolescente. Cuando hay desarmonía en la comunicación con gritos y ofensas para obtener obediencia se consigue resentimiento y rebeldía. Cuando se desconfía de los hijos y se educan bajo presión, en otras palabras se exige a los hijos que hagan solo la voluntad de sus padres sin tener presente el sentimiento y necesidad del hijo. Se anula la creatividad e identidad del adolescente, porque se están educando a imagen y semejanza de sus padres. Es importante hacer un autoanálisis del comportamiento que asumen en la mayoría de los casos mamá y papá o las personas que asumen el rol de formadores.
Es importante hacer consciencia de que algunas actitudes que los padres tomamos son actitudes egoístas con los hijos pensando únicamente en el bienestar y tranquilidad del padre y/o madre y no en el equilibrio total del núcleo familiar que debe reflejarse en todos los miembros de la familia. Algunas de estas actitudes pueden ser:
Padres Autoritarios
Siempre tiene la razón no saben escuchar a sus hijos y son modelos de perfección y todo lo que ellos dicen es lo correcto. Les dicen a los adolescentes que no discutan o cuestionen a los adultos. Ante buenos resultados hacen recomendaciones para mejorar más, y con los malos resultados se alteran, los castigan y les reducen sus libertades.
Padres Manipuladores
Siempre están chantajeando a sus hijos con actitudes de victima, por ejemplo dicen: “todo lo que me he sacrificado por sacarlos adelante”, “ud. no puede exigir, porque no aporta económicamente”, “tiene que hacer lo que le diga y punto”, “eres muy desconsiderado conmigo mire como estoy de enferma”, etc. etc, estos hijos se vuelven reservados y muy introvertidos para no hacer sufrir a sus padres.
Padres Sobre protectores
Anulan la inteligencia, creatividad y autonomía de los hijos al no permitirles expresar su propia personalidad.
Padres Ambivalentes
Nunca están de acuerdo en nada frente a las decisiones de sus hijos. La madre es complaciente siempre, el padre nó, o viceversa. Siempre uno dice una cosa y el otro dice otra y el chico no sabe qué hacer, en la mayoría de casos sacan ventaja de esta diferencia.
Padres Permisivos
No se interesan en el resultado de sus hijos, no fijan reglas para ver televisión, no asisten a las reuniones escolares, no ayudan a sus hijos ni revisan sus tareas. Los padres permisivos son negligentes y descuidados. Están convencidos de que sus hijos son responsables de su propia vida.
Todo lo anterior lleva a buscar una comunicación ideal con nuestros hijos adolescentes que observen las cosas positivas y negativas y enseñarles a ser críticos y autocríticos. Admitir que en ocasiones ellos, nuestros hijos, saben más nosotros, sus padres, y aceptarlo. Hablar de cualquier tema con sus hijos, de política, sexo y temas de interés nacional y permitir la participación de los hijos en las decisiones familiares.
Algunas reflexiones a tener en cuenta que nos facilita la comprensión y comunicación con nuestros hijos adolescentes:
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Cuando los hijos están pequeños es fácil la obediencia cuando son adolescentes se vuelven críticos.
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Pedir permiso para un adolescente, es lo mismo que avisar a donde va.
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La firmeza en la decisión tomada (autoridad firme) es uno de los mejores aliados para reforzar su autonomía.
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Recordemos nuestra adolescencia creíamos que sabíamos todo.
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Los mensajes inconsistentes y contradictorios siempre buscan y necesitan atención.
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Un adolescente necesita ser escuchado sinceramente con interés y entusiasmo. Es muy importante escucharlo atentamente y que éste perciba que realmente lo está haciendo, deje de lado la tv., el periódico, la telenovela o el manjar que está preparando.
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Un adolescente desea un buen clima emocional, independiente del estado emocional de sus padres.
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Los adolescentes tienen necesidad de expresar y compartir sus sentimientos (vivencias cotidianas), y no necesariamente con sus padres.
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Cuando un adolescente siente prevención hacia sus padres son pocos claros en expresar sus necesidades y menos en participarles algo.
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En algunas ocasiones un adolescente prefiere y necesita el silencio, una palmadita en la espalda o caricia en el hombro es suficiente, no presione a que le cuente que pasa.
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Un adolescente le gusta participar en discusiones, alegrías y preocupaciones de la familia a su manera.
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A veces dicen pequeñas mentiras para poner a prueba el juicio social de los padres.
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En todas las edades, pero aún más en la adolescencia, es importante el hecho de que los hijos vean que padre y madre van en la misma línea de exigencia. Todo lo que se dice se debe cumplir, no aceptar términos medios. Los padres deben ser coherentes en el actuar y el decir, el mejor maestro es el propio ejemplo.
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El uso de reproductores de música en forma estridente es común, como identificación con sus iguales, o una forma de buscar independencia ya se les pasará.
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Son muy receptivos, cuando llegan a su casa puede percibir un mensaje de bienestar o tensión en sus padres y hermanos, sin la necesidad de mirar a la cara.
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Un adolescente es impaciente y no espera.
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Esperan que sus padres sean educados y amables, como si hablasen con un extraño. Si su tono aumenta o se vuelve agresivo el adolescente lo imitará.
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Deje de lado sus experiencias, mientras escucha a su hijo, no juzgue. Sólo traten de entender sus sentimientos.
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Esperan y aceptan que se les estimulen a participar en tareas que ellos mismos elijan.
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Desean elogios con frecuencia cuando lo merecen. Fácilmente sólo nos fijamos en lo malo para criticarlo y olvidamos lo positivo.
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Animen a sus hijos a que aporten ideas en las conversaciones, escúchenlas con educación (no las menosprecien) y respondan lo que piensan sobre estas ideas honestamente, pero con mucho tacto y respeto. La tolerancia es lo fundamental para la convivencia.
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Nunca sus amigos desplazan a sus padres.
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Muy en su interior, aunque no lo reconozcan, desean ser amigos de sus padres. Es una meta que se puede lograr!
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Se desesperan con largos interrogatorios y conocen los discursos de los padres.
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Se sienten agredidos y perseguidos cuando violan los padres su intimidad (leer su diario, su correspondencia, oir sus conversaciones telefonicas, algun comentario o secreto y lo participan a un familiar o amigo, le interrogan frente a algo que le da pudor o le ruboriza ) todo concluye en perdida de confianza total.
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Necesitan una adecuada empatia y receptibilidad frente a sus inquietudes sexuales. Existe la curiosidad sexual propia a su desarrollo evolutivo. Los padres no se deben escandalizar de nada y dejar de lado los conceptos preconcebidos inadecuadamente frente a la sexualidad.